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Depresión y Problemas en las Relaciones entre Iguales

 

Las descripciones de niños y adolescentes que se consideran depresivos sugieren que, además de un estado de ánimo generalizado de infelicidad (experiencia subjetiva de tristeza o disforia), pueden observarse una pérdida de la experiencia de placer, retraimiento social, baja autoestima, incapacidad para concentrarse, trabajos escolares insuficientes, alteraciones en las funciones biológicas (dormir, comer, eliminación) y síntomas somáticos. Tanto el género como la edad están claramente relacionados con las estimaciones de la prevalencia de la depresión entre niños y adolescentes. Normalmente no suele hallarse ninguna diferencia de género en niños con edades comprendidas entre seis y doce años. Sin embargo, entre los adolescentes la depresión es mucho más frecuente en las chicas, empezando a aproximarse a la proporción que suele hallarse en los adultos de 2:1 entre mujeres y hombres. 

 

Por lo general, se considera que las influencias genéticas tienen un papel en la depresión el el niño y el adolescente. Los datos basados en estudios sobre trastornos del estado de ánimo en gemelos, familias y niños adoptados indican que hay un componente hereditario en los trastornos depresivos de los adultos. Asimismo, el hallazgo de que los niños cuyos padres sufren un trastorno depresivo mayor corren un mayor riesgo de padecer dicho trastorno y de que los índices de depresión son más elevados en los parientes adultos de niños a quienes se les ha diagnosticado depresión mayor, es coherente con la existencia de una influencia genética en la depresión en el niño y el adolescente.

 

Probablemente la explicación psicológica más común de la depresión es la pérdida por separación. En estos niños se describe una secuencia bastante típica de reacciones ante una separación prolongada de sus padres: inicialmente el niño atraviesa por un período de "protesta" caracterizada por el llanto, la exigencia de la presencia de sus padres y el desasosiego. Esto se ve seguido poco después por un período de depresión y retraimiento. La mayoría de los niños empiezan a recuperarse despuésde varias semanas.

 

En la actualidad se considera que la pérdida precoz no es ni en sí, ni por sí misma, patógena. El vínculo entre dicha pérdida y una depresión posterior no es directo. Más bien, se cree que tal pérdida, así como otros sucesos, puede desencadenar toda una serie de circunstancias adversas tales como una falta de cuidados, cambios en la estructura familiar y dificultades socioeconómicas que hacen que el indiciduo corra el riesgo de desarrollar un trastorno posteriormente. En un estudio de noventa y dos familias que habían perdido a uno de los progenitores durante los dos años anteriores, la depresión en los niños y adolescentes no estaba relacionada directamente con la pérdida. Más bien, el nivel de desmoralización de los padres, el cariño familiar y los acontecimientos positivos estables que siguieron a la pérdida mediaron los efectos de la muerte de uno de los progenitores en la depresión de estos niños y adolescentes.

 

En cuanto al tratamiento de la depresión en niños y adolescentes, esta muy extendida la prescripción de medicamentos antidepresivos a los niños y adolescentes, y puede ser un componente importante del tratamiento de algunos de ellos. No obstante, el empleo de fármacos sigue siendo controvertido desde el momento en que su eficacia y seguridad permanecen inciertas. Los tratamientos derivados de perspectivas conductuales y cognitivo-conductuales que se ocupan de los aspectos interpersonales y familiares de la depresión en los niños y adolescentes son prometedores. No obstante, esto implica la elaboración continua de tratamientos que sean seansibles a los múltiples aspectos de las influencias psicológics, sociales y familiares sobre los niños y adolescentes derimidos, así como estuidos adicionales sobre tratamientos a gran escala.

 

Por último, las relaciones entre iguales ofrecen la oportunidad de aprender determinadas habilidades que no podrían aprenderse en otro tipo de relaciones sociales. Los problemas con los iguales es una de las razones que se mencionan con más frecuencia para enviar a nuestros niños y adolescentes a los servicios profesionales. Por otro lado, el éxito en las relaciones entre iguales puede proteger al niño de los efectos de factores adversos, y, por tanto, reducir la probabilidad de que se produzca un trastorno.

 

Una de las razones por la cual las relaciones entre iguales despiertan interés clínico y en la investigación es que éstas están ligadas a la adaptación del niño o del adolescente. Los primeros informes señalaban la existencia de un vínculo entre unas malas relaciones entre iguales y tasas elevadas de delicuencia juvenil, el abandono del colegio y las expulsiones del ejército por mala conducta. En una serie de estudios se ha encontrado que una posición baja entre iguales en el tercer curso de enseñanza primaria era mejor predictor de problemas psiquiátricos posteriores que los índices tradiconales, como, por ejemplo el CI (coeficiente de inteligencia), los logros académicos o las puntuaciones de profesores y demás personal educativo.

 

Los niños que tienen malas relaciones con sus iguales corren el riesgo de tener problemas en el futuro. La prueba es muy clara en el caso de los niños con un bajo nivel de aceptación por parte de sus iguales, así con en el de aquellos que manifiestan agresividad hacia sus iguales. El vínculo entre la timidez o el retraimiento en los primeros años de vida y una mala adaptación posterior parece menos clara debido a que esta relación se ha estudiado en menor medida. No obstante, datos recientes indican que algunos niños que son rechazados experimentan retraimiento social. Este grupo de niños rechazados y de niños que son más retraídos y están más aislados socialemte también puede correr el riesgo de tener problemas de adaptación en el futuro.

 

Se han diseñado muchos programas con el fin de mejorar las habilidades sociales delos niños y adolescentes. el reforzamientos de las tasas altas de interacciones, las intervenciones que combinan la imitación, la instrucción y la enseñanza, yel uso de los iguales en el tratamiento han demostrado contribuir al éxito de las intervenciones. Se sugiere en particular programas que abordan la complejidad de las relaciones entre iguales y la posible contribución de los padres y profesores.

                                            GABINETE DE PSICOLOGÍA Y ORIENTACIÓN

Francisco J. Saucedo Fernández

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Consulta de Psicología inscrita en el Registro Andaluz de Centros Sanitarios NICA 45083

 

 

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