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Actualmente no parece existir duda de que el estrés constituye un importante factor de riesgo, tanto para nuestra salud física como para nuestra salud mental. El estrés puede alterar o afectar la salud a través de diversas formas y mecanismos (precipitando la ocurrencia de un trastorno, afectando el curso de una enfermedad, generando nuevas fuentes de estrés, produciendo malestar físico y psíquico, reduciento nuestro bienestar y calidad de vida...).

 

El estrés, bajo ciertas circunstancias y condiciones puede ser positivo y saludable, e incluso estimulante. Pero, lo cierto es que, al menos en nuestra sociedad actual, el estrés puede estar implicado en la morbilidad y mortalidad, y en la vulnerabilidad, causa y curso de muchas enfermedades y trastornos.

 

Muchas de las enfermedades crónicas, así como también muchos de los problemas psicosomáticos y emocionales, se han denominado "enfermedades del estilo de vida" en base a los factores de riesgo característicos de la vida de nuestra sociedad como pueden ser, por ejemplo, las condiciones laborales (contratos temporales, inseguridad, pérdida de empleo...), el tráfico de las ciudades industrializadas, los suceso vitales, el agobio por falta de tiempo, abuso de drogas, alcohol y/o tabaco, dieta nutritiva inadecuada (p.ej., exceso de consumo de grasas saturadas, azúcar, café, etc.; déficit de consumo de frutas, verduras, pescado, legumbres, etc.), ruptura de la estructura familiar tradicional (divorcios y/o separaciones frecuentes), y pobres relaciones con nuestros semejantes (vecinos, etc.). Todos estos factores de riesgo se asocian al estrés y a las conductas de salud y enfermedad, y atentan contra nuestra salud y bienestar de forma mucho más dramática, crónica y soterrada que los clásicos factores patógenos biomédicos (virus, bacterias, etc.). La depresión, la ansiedad, la hipertensión esencial, los accidentes cerebrovasculares, los tumores, los accidentes de tráfico, las alergias, los infartos de miocardio, las quejas psicosomáticas y muchos otros problemas de salud podrían, hasta cierto punto, ser considerados como "enfermedades o trastornos del estilo de vida" por su asociación con el estrés psicosocial (característico de las sociedades occidentales).

 

Vivir en estado crónico de estrés supone, en cierto modo, vivir en un estado de activación permanente, semejante a la condición psicofisiológica denominada como reacción de "lucha-huida". La respuesta de de lucha-huida tiene un origen filogenético y una finalidad adaptativa ante los peligros del medio ambiente. Es una reacción automática (independiente de la voluntad de la persona) e implica cambios a nivel fisiológico, emocional y conductual. 

 

Estos cambios tienen claramente una finalidad adaptativa, ya que preparan al individuo para responder eficazmente ante las demandas de amenaza o peligro que emanan del medio externo. Sin embargo, cuando son producidas por el estrés, y se prolongan innecesariamente en el tiempo, pueden llegar a constituir el estado habitual de la vida del individuo como resultado de su estilo de vida "patogénico". De este modo, una reacción necesaria para responder a ciertas demandas del medio puede convertirse en algo altamente patógeno y perturbador. Aparte de los posibles efectos de estrés perturbando la salud emocional (p.ej., ansiedad), el incremento de hormonas catabólicas como las catecolaminas (p.ej., adrenalina) y el cortisol (conocidas ambas, a veces, como "hormonas del estrés") suele acarrear daños funcionales y estructurales significativos en el organismo (incremento de presión sanguínea, aterosclerosis, inhibición del timo, etc.). Más aún, las hormonas cuya secreción es inhibida durante el estrés (andrógenos, estrógenos, insulina, etc.) son hormonas que promueven en el organismo reacciones de tipo anabólico (i.e., restaurador), por lo que, bajo estados de estrés, el organismo poseee una capacidad reducida para mantener y reparar su adecuado funcionamiento, incrementando, así mismo, el riesgo de enfermedad.

                                            GABINETE DE PSICOLOGÍA Y ORIENTACIÓN

Francisco J. Saucedo Fernández

Col. nº AN– 07346

C/ Teniente Miranda, 46

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Telf. 657 130 159

fspsicologo@hotmail.com

 

Consulta de Psicología inscrita en el Registro Andaluz de Centros Sanitarios NICA 45083

 

 

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